En todos los entornos socioeconómicos, la lactancia materna mejora la supervivencia de los neonatos y lactantes, y les proporciona beneficios para la salud y el desarrollo que duran toda la vida. La lactancia materna también mejora la salud de las madres. En cambio, no se ha detectado la transmisión del virus de la COVID-19 a través de la leche materna ni el amamantamiento. Por tanto, no existen motivos para evitar la lactancia ni interrumpirla.
Existen datos científicos de alta calidad que demuestran que la lactancia reduce la mortalidad de los neonatos, lactantes y niños menores de 5 años, incluso en entornos con recursos abundantes, y mejora la salud y el desarrollo a lo largo de toda la vida en todas las zonas geográficas y entornos económicos.
Las investigaciones realizadas hasta el momento no han detectado la transmisión del virus de la COVID-19 a través de la leche materna ni el amamantamiento. En los pocos casos de infección confirmada del virus de la COVID-19 en niños por fuentes distintas a la lactancia, la mayoría de las veces la enfermedad ha sido asintomática o ha cursado con síntomas leves.
Durante el amamantamiento la madre deberá aplicar las medidas de higiene adecuadas —que incluyen el uso de una mascarilla médica si dispone de ella— para reducir la posibilidad de transmitir al bebé las gotitas respiratorias con el virus de la COVID-19.