El color amarillento de la piel en las personas recién nacidas se denomina “ictericia” y se debe a que, en los primeros días luego del nacimiento, se acumula en la sangre un pigmento que está presente en los glóbulos rojos sanguíneos: la bilirrubina.
El hígado es el órgano que envía la bilirrubina desde la circulación sanguínea hacia el intestino, y desde allí es eliminada del organismo a través de las deposiciones.
Durante los primeros días de vida, el hígado comienza a activar sus funciones lentamente, por lo que la eliminación de la bilirrubina es menor y por ello se acumula en la sangre e ingresa a todos los órganos, incluidos la piel y el cerebro. Allí, si su nivel es muy elevado, puede generar daño neuronal.
En los primeros días luego del nacimiento, los equipos de salud controlan frecuentemente la coloración de la piel a las y los bebés y, eventualmente, el valor de bilirrubina en sangre.
Alrededor de los 7 a 10 días postnatales el hígado madura, elimina eficientemente la bilirrubina y la piel pierde el color amarillento.
Si los niveles de bilirrubina superan ciertos valores que se consideran peligrosos, es necesario comenzar el tratamiento con luminoterapia. Al ofrecer un tratamiento oportuno, es posible prevenir cualquier daño que la bilirrubina pueda causar en el sistema nervioso central.
Si una persona recién nacida presenta coloración amarilla de su piel las primeras 24 horas postnatales, o persiste con las palmas y plantas amarillas a cualquier edad, es importante concurrir sin demoras a la consulta para definir si requiere tratamiento.