La ligadura demorada del cordón umbilical, realizada entre 1 a 3 minutos posteriores al nacimiento, es recomendada para mejorar los resultados en la salud infantil.
La demora de 1 a 3 minutos luego del nacimiento para la ligadura y posterior sección del cordón umbilical, permite que la sangre continúe pasando de la placenta al neonato, lo que mejora sus reservas de hierro para cubrir su necesidad en los primeros seis meses de vida.
El hierro es un micronutriente crítico para la función inmunitaria y para el desarrollo neurológico de los niños. Su déficit genera anemia ferropénica.
Los niños son especialmente vulnerables al déficit de hierro, debido a sus altos requerimientos durante al crecimiento, especialmente rápido, que tiene lugar en los dos primeros años de vida.
Cuando las madres siguen la recomendación de amamantar de forma exclusiva durante los primeros 6 meses de vida, la leche materna aporta solo una pequeña cantidad de hierro al lactante.
Para satisfacer las altas necesidades de hierro durante este período crítico de crecimiento y desarrollo, y hasta el momento en el que es posible incorporar alimentos ricos en hierro o suplementos de este, el neonato depende de las reservas de hierro de que dispone al nacer.
Por esta razón es de enorme importancia mejorar esas reservas, lo que es posible al permitir la transfusión placentaria durante el breve período de 1 a 3 minutos antes de la ligadura del cordón umbilical luego del nacimiento. Esta acción cobra relevancia ya que la anemia ferropénica es un problema de salud pública porque produce importantes consecuencias para la salud humana.
Los niños que crecen con déficit de hierro, tienen más probabilidades de retraso en su desarrollo psicomotor y de un menor rendimiento escolar.
La anemia ferropénica, por su amplia distribución en la población y sus consecuencias para la salud humana, afecta y obstaculiza el desarrollo social y económico.
