Si el estado clínico de las personas recién nacidas es favorable, el contacto piel a piel debe ser iniciado inmediatamente luego del nacimiento.
Es necesario el control de los parámetros vitales del binomio para monitorear su bienestar durante la práctica. El acompañante, familiar, doula o un integrante del equipo de salud debe controlar el estado de vigilia de la persona puérpera, para brindar seguridad a las personas recién nacidas durante este período vulnerable.
Luego, en las áreas de cuidados neonatales, el contacto piel a piel debería ser implementado tan precozmente como sea posible. Cada institución debe establecer sus propias metas en cuanto a esta práctica en bebés prematuros/as. Deben ser realistas de acuerdo a los recursos para llevarla a cabo con seguridad, pero al mismo tiempo deben ser ambiciosas, para beneficiar a la mayor cantidad posible de personas recién nacidas. Independientemente del modo de alimentación y del nivel de asistencia tecnológica que requieran, el contacto piel a piel está indicado siempre que se encuentren clínicamente estables.
Los miembros del equipo de salud deben ser entrenados para transferir al/a la bebé desde la incubadora a la piel de la madre y viceversa, de manera segura y sin causarle estrés
