Desde 2011, el 17 de noviembre se reconoce como el Día mundial de la Prematuridad con el fin de dar visibilidad a esta problemática, concientizar sobre las necesidades y derechos de bebés prematuros y de sus familias, sensibilizar a los responsables de la toma de decisión, a los equipos de salud y a toda sociedad acerca de la importancia de la experiencia y el cuidado de calidad, para avanzar en políticas que garanticen el pleno derecho tanto de los bebés como de las familias.
En 2024 se destaca el derecho de los bebés prematuros a recibir los mejores cuidados en su transición del hospital al hogar y a acceder a un seguimiento especializado y que, con equidad, responda a las necesidades específicas de cada uno.
Es clave la presencia de las madres y los padres junto a su bebé, el contacto piel a piel y la alimentación con lactancia, para lograr el máximo potencial de desarrollo de los niños y las niñas. Además, posiciona a las y los cuidadores en su rol protagónico en los cuidados de sus hijos e hijas, que comienza durante la internación y que continua luego del egreso hospitalario.
Luego de la transferencia al hogar los problemas de los recién nacidos prematuros no están totalmente resueltos; necesitan un seguimiento que va más allá de la atención hospitalaria postnatal. Por eso, los equipos de salud deben guiar a las familias en cada paso del proceso, brindando información accesible y apoyo.
La información y el seguimiento adecuados pueden salvar vidas. El acompañamiento de los equipos de salud es esencial para que las familias puedan identificar señales de alarma a tiempo y para lograr el máximo potencial de desarrollo de sus bebés.
