El contacto piel a piel precoz, sin interrupciones, en el momento inmediato posterior al nacimiento, favorece el inicio y el sostén posterior de la lactancia.
Durante la primera hora posterior al nacimiento, los bebés tienen la capacidad de iniciar por sí solos la succión al pecho materno. Esto es posible si, en su recepción, luego de secarles suavemente la piel y evaluar su respiración, son colocados en decúbito ventral directamente sobre la piel del abdomen y del pecho de la madre, sin interferencias en el contacto. Para lograrlo, los recién nacidos requieren tiempo, alrededor de 45 minutos a 2 horas después de nacer.
Es muy importante permitirles iniciar la lactancia en cuanto den señales de estar preparados para ello, no forzarlos a comenzar la succión y no interrumpir este momento.
Es recomendable que el contacto piel a piel sea inmediato al nacimiento, o lo más cercano posible en los primeros 30 minutos y de manera continua, sin interrupciones. Solo un motivo médico de gravedad podría justificar la separación del recién nacido y la madre. Cuando la lactancia se inicia bajo estas circunstancias, se favorece su instalación y su sostén y la madre y el bebé adquieren seguridad para amamantar.
El contacto precoz, incluyendo tocar el pezón, puede tener efectos sobre la conducta maternal en general y sobre el vínculo entre madre e hijo, por lo que está recomendado independientemente de la decisión del modo en que el recién nacido será alimentado.
