La atención receptiva involucra tanto la sensibilidad como la reactividad con la que un lactante pequeño es asistido.
La sensibilidad implica estar consciente de que los actos y vocalizaciones de un niño pequeño, desde el nacimiento, son señales comunicativas que indican sus necesidades y deseos.
La reactividad es la capacidad de los padres y los cuidadores de responder apropiadamente a dichas señales.
La lactancia proporciona beneficios tanto a corto como a largo plazo para los niños y las niñas, para la madre.
En los niños y las niñas, la lactancia exclusiva es la fuente de nutrición óptima. Reduce la mortalidad infantil y la incidencia de enfermedades como la diarrea y la neumonía (principales causas de muerte en menores de 5 años). Otras infecciones, incluidas la otitis media, la meningitis por Haemophilus Influenzae y las infecciones de las vías urinarias, son menos comunes y menos graves en los lactantes que son amamantados.
Los Diez Pasos entrañan cambios en los servicios de maternidad. Estos deben contar con una política de lactancia y llevar adelante cambios estructurales y la capacitación del personal, a fin de dotarles de las aptitudes que se requieren para ejecutar la política.
Tienen como objetivo proteger, promover y apoyar la lactancia en los establecimientos que prestan servicios de maternidad.
La Iniciativa Hospitales Amigos del Niño (IHAN), fue lanzada en 1991 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) con el objetivo de proteger, promover y apoyar la lactancia en los establecimientos que prestan servicios de maternidad, asegurando que estos sigan los “Diez pasos hacia una lactancia exitosa” de la OMS/UNICEF, y se adhieran al Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna de 1981.
El cuidado cariñoso y sensible se refiere a un entorno estable, creado por la familia y otros cuidadores, con apoyo de las políticas, los servicios y la comunidad, que asegura la salud, la nutrición y el desarrollo adecuados de las niñas y los niños, los protege de los riesgos y les brinda oportunidades para el aprendizaje temprano, mediante interacciones que son emocionalmente propicias y receptivas.
Todos los niños deben recibir su primera dosis de vacuna contra la hepatitis B tan pronto como sea posible después del nacimiento, preferentemente dentro de las primeras 24 horas.
Al nacer, los bebés prematuros deben recibir la vacuna contra la Hepatitis B y posteriormente las siguientes dosis correspondientes según el Calendario de Vacunación.
En el caso de los bebés prematuros que pesen menos de 2.000 g, esta dosis inicial (dosis al nacer) puede presentar inmunogenicidad potencialmente reducida, por lo que deben recibir tres dosis adicionales de vacuna (para un total de cuatro dosis) a partir del primer mes posterior al nacimiento (o primer mes de edad cronológica) para completar el esquema de vacunación.
La importancia de la aplicación de la vacuna contra el virus de la hepatitis B (VHB) en las primeras 24 horas de vida de todos los recién nacidos, radica en que es la mejor manera de prevenir la transmisión de madre a hijo y de disminuir la hepatitis.
La ligadura demorada del cordón umbilical produce efectos beneficiosos en todos los recién nacidos, los de término y también en los de pretérmino.
La ligadura demorada del cordón umbilical, realizada entre 1 a 3 minutos posteriores al nacimiento, es recomendada para mejorar los resultados en la salud infantil.
La demora de 1 a 3 minutos luego del nacimiento para la ligadura y posterior sección del cordón umbilical, permite que la sangre continúe pasando de la placenta al neonato, lo que mejora sus reservas de hierro para cubrir su necesidad en los primeros seis meses de vida.