La enterocolitis necrotizante (ECN) es una de las morbilidades más graves de los recién nacidos prematuros (RNPT). Es una enfermedad inflamatoria del intestino, que puede provocar perforación intestinal y peritonitis. Su causa subyacente sería multifactorial. Algunas teorías consideran que podrían contribuir la injuria de la mucosa intestinal, la inflamación y la presencia de una colonización intestinal anormal.
La alimentación de los RNPT con leche humana (LH) parece tener un rol preponderante en la reducción de la ECN, aún si el aporte de LH fuera parcial.
El efecto protector de la LH parece ser dosis-dependiente. La mayor protección se obtendría cuando el consumo de LH es más del 50% del total de la alimentación. La causa por la cual es dosis-dependiente es aún desconocida; parece estar relacionada tanto al mayor aporte de LH de la propia madre como a la menor exposición a fórmulas artificiales basadas en leche de vaca.
El momento en el que se aporta la LH también parece ser importante. La mayor protección ocurriría al recibirla en los primeros 14 a 28 días postnatales. Las raciones pequeñas, denominadas “tróficas” (0,5-2,0 mL), instauradas en los primeros dos días de vida, parecen no incrementar el riesgo de ECN y facilitarían luego alcanzar volúmenes completos más tempranamente.
Los efectos protectores de las proteínas de la LH, que reducirían la incidencia y la severidad de la ECN, ocurrirían a través de las acciones sinérgicas de sus factores nutricionales, enzimáticos, hormonales, inmunológicos, inmunomoduladores, antiinflamatorios, antioxidantes y de crecimiento.
Ante un nacimiento prematuro, la inmadurez de la glándula mamaria con uniones estrechas laxas facilita el pasaje de estas proteínas de gran tamaño molecular a la leche, adecuadas para el requerimiento de los RNPT.
Cada madre produce leche adaptada especialmente a las necesidades de su bebé prematuro, lo que la convierte en un alimento a la medida de un tratamiento personalizado.