En el Día Mundial de la Seguridad del Paciente, destacamos la importancia de priorizar la atención segura desde el inicio de la vida. Los recién nacidos, las niñas y los niños requieren cuidados adaptados a su edad, peso, desarrollo, necesidades de salud y contexto social, para prevenir daños evitables.
El lema "Comienzos saludables, futuros esperanzadores" en la Semana Internacional de la Lactancia en el año 2025 busca impulsar el reconocimiento de la lactancia como una base sólida para la salud, el desarrollo y la equidad a lo largo de la vida.
Para que la lactancia materna sea una realidad posible para todas las personas recién nacidas, las mujeres y los bebés necesitan un apoyo constante del sistema de atención de la salud que brinde acceso al acompañamiento y a la información para sostenerla todo el tiempo que deseen.
La leche humana (LH) es el mejor alimento para los recién nacidos, incluso si son pequeños, prematuros o enfermos.
La lactancia mejora la sobrevida, la salud y el desarrollo de los niños y las niñas.
Se asocia a mejores resultados del neurodesarrollo y a menos obesidad, hipertensión e insulinoresistencia en la adolescencia, entre otros muchos beneficios.
En aquellos de bajo peso al nacer, es importante la dosis de leche, el momento en el que la reciben, y que sea, idealmente, de su propia madre.
Con respecto a la administración de la alimentación de los recién nacidos prematuros en las áreas de cuidados intensivos, la política escrita de lactancia debe explicitar aspectos relacionados a la:
Si el estado clínico de las personas recién nacidas es favorable, el contacto piel a piel debe ser iniciado inmediatamente luego del nacimiento.
Es necesario el control de los parámetros vitales del binomio para monitorear su bienestar durante la práctica. El acompañante, familiar, doula o un integrante del equipo de salud debe controlar el estado de vigilia de la persona puérpera, para brindar seguridad a las personas recién nacidas durante este período vulnerable.
La enterocolitis necrotizante (ECN) es una de las morbilidades más graves de los recién nacidos prematuros (RNPT). Es una enfermedad inflamatoria del intestino, que puede provocar perforación intestinal y peritonitis. Su causa subyacente sería multifactorial. Algunas teorías consideran que podrían contribuir la injuria de la mucosa intestinal, la inflamación y la presencia de una colonización intestinal anormal.
La alimentación de los RNPT con leche humana (LH) parece tener un rol preponderante en la reducción de la ECN, aún si el aporte de LH fuera parcial.
En las gestaciones con alto riesgo de prematuridad o con probable requerimiento de ingreso en la Unidad de Cuidados Neonatales, la internación materna prenatal es una oportunidad para la comunicación con las personas gestantes.
La consejería basada en la evidencia científica acerca de los beneficios de la alimentación con leche humana es una intervención de salud pública que mejora las tasas de lactancia.
La repetición de las entrevistas informativas prenatales es más efectiva que las intervenciones aisladas y deben estar documentadas en la historia clínica.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año, cerca de 8 millones de niños nacen con un defecto congénito en el mundo. Las anomalías congénitas causan el 10% de todas las muertes de recién nacidos y muchos de los bebés que sobreviven corren el riesgo de cargar con una discapacidad de por vida si no tienen acceso oportuno a una atención de alta calidad.
Sin embargo, la carga de muerte y discapacidad es diferente según el lugar de nacimiento y desproporcionadamente alta en países de ingresos bajos y medios.
La leche humana de banco (LHB) es la alternativa de elección para alimentar a las personas recién nacidas prematuras (RNPT) ya que constituye la oportunidad para que reciban una dieta constituida por leche humana exclusiva cuando la leche de la propia madre no está disponible, es escasa o está contraindicada.
En cuanto a sus beneficios, la LHB es algo inferior a la de la propia madre, pero superior a la fórmula artificial.
Luego del parto, es normal que algunas madres sufran depresión o ansiedad. Esto responde a múltiples causas y, en ningún caso, se debe juzgar a la mujer que atraviesa por esas situaciones. Suele manifestarse como sentimientos de tristeza, irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño o cansancio extremo.
Es muy importante atender la salud mental y el bienestar social de la madre. Consultar con un especialista puede ser recomendable.